Dos o tres momentos al día
pasamos por el derecho
camino al devenir.
Ida y vuelta al paseo de una
idea reflejada en los ojos de la
morada. Sentidos rotos por la
monotonía ciudadana.
Pasa la vida y ahí están, observando
nuestros pesares,
riendo y carcomiendo
nuestro gesto, otrora alegre cuando
creemos y cuando no, puede
que también.
Quedemos en que tal vez sí,
tal vez no. Tan solo
en la posibilidad, y partamos
a su encuentro.